EL LABRADOR Y SUS HIJOS
Un labrador, en su lecho de muerte, quiso que sus hijos
aprendieran a cultivar. Los llamó y les dijo:
–Queridos hijos. Ha llegado mi hora de dejar este mundo.
Buscad lo que he escondido en la viña y veréis.
Los hijos, creyendo que el labrador había escondido allí
algún tesoro, se pusieron a revolver todo el suelo de la viña.
Cuando ya no quedaba rincón por revisar se dieron cuenta de
que allí no había nada. Sin embargo, la viña, tan bien removida, dio esa vez
muchísimos más frutos.
Para los hombres el trabajo es su mejor tesoro.

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